
El Famoso Síndrome Metabólico
En 1.980 el Dr. Gerald Reaven, endocrinólogo estadounidense y profesor de la Universidad de Standford, describió un conjunto de enfermedades o patologías de riesgo cardio-metabólico que se solían dar a la vez y que denominó lo que hoy se conoce como el famoso Síndrome Metabólico.
El Síndrome Metabólico es sinónimo de tener problemas de salud.
Se estima que UNA de cada CUATRO personas lo padece.
SÍNTOMAS DEL SÍNDROME METABÓLICO
Lo padeces si se cumplen al menos 3 de estas premisas:
- Obesidad: Diámetro de cintura: >= 100 en hombres y >= 89 en mujeres
- Triglicéridos en sangre: >= 150 mg/dl
- Colesterol HDL: < 40 mg/dl en hombres y < 50 mg/dl en mujeres
- Hipertensión: > 130/85 mmHg o se toma fármacos antihipertensivos
- Diabetes: O hiperglucemia. Glucosa en ayunas: >= 100 mg/dl o se toma medicación para la diabetes.
- Hígado graso no alcohólico.
Lo curioso es que estos factores tienden a presentarse juntos. Como si hubiera una causa común que los agrupara o hiciera que aparecieran juntos.
¿CÓMO EMPIEZA ESTE SÍNDROME?
Normalmente todo empieza por una resistencia a la insulina.
Y a su vez se desencadenan niveles elevados de ácido úrico (gota), cálculos biliares y mayor incidencia de enfermedad de Alzheimer y de cáncer.
Vamos, que es un desastre total.
El tratamiento convencional se basa en prescribir fármacos que quiten los síntomas:
- Una pastilla para la hipertensión
- Una pastilla para el colesterol. Y el consejo “come menos grasa, porque tapona las arterias”.
- Una pastilla para la diabetes (tipo 2)
- Además el famoso consejo “come menos y muévete más” para adelgazar y combatir la obesidad.
- Y el consejo de «no bebas nada de alcohol» (lo cual es un buen consejo) para el hígado graso no alcohólico, cuando por algo se llama «no alcohólico», porque el culpable de esta enfermedad es el azúcar.
Pero esto NO es la solución, son parches para ir tirando.
El objetivo debería ser curar, no esconder los síntomas. Y al final eliminar la medicación.
¿ES CUESTIÓN DE GENETICA?
La genética predispone pero no dispone.
Por tanto importa muy poco.
Los tiros van por el estilo de vida y la alimentación, que juegan un papel mucho mayor que la genética.
EL ORIGEN ESTÁ EN LA INSULINA
El mantra de «dieta y ejercicio» y “bajo en grasa” nos persigue. No paran de decirnos que “menos calorías, menos grasas y más actividad, para poder adelgazar”, cuando comer más o menos calorías NO es lo relevante.
Lo relevante es la insulina.
La insulina junto con el resto de hormonas es lo que causa la obesidad, no las calorías.
Porque mientras la insulina esté alta, no puedes quemar grasas. Y no solo eso, sino que también se almacena más grasa.
El origen de todos estos problemas tiene un jugador principal: la insulina. Y concretamente los continuos elevados niveles de insulina en la sangre.
Por lo tanto todo se relaciona con la insulina.
Aunque la insulina es una hormona vital imprescindible vivir, sólo debería funcionar cuando es necesario, y después permanecer muchas horas fuera de la escena, en niveles bajos.
Pero cuando los niveles de insulina están elevados de forma crónica tiene efectos muy perjudiciales.
Y ¿Qué eleva la insulina?
Ya lo sabes: las comidas con alto índice glucémico, ricas en azúcar y carbohidratos refinados, harinas, cereales, comida procesada, bebidas azucaradas, etc.
- La glucemia siempre alta por un exceso de azúcar y carbohidratos y la insulina siempre alta te pone en riesgo de tener diabetes tipo 2.
- Todos esos carbohidratos refinados que comes cada 3 horas, se acaban convirtiendo en grasa.
- Grasa que se acumula en el tejido adiposo y te predispone a engordar.
- Grasa que contribuye a la formación del hígado graso no alcohólico.
- Grasa que el hígado envía al torrente sanguíneo en forma de LDL que, ante un metabolismo dañado, va reduciendo su tamaño (el peligroso), aumentando los triglicéridos (malo) y reduciendo el HDL (malo también). Aparecen las enfermedades cardiovasculares y la placa de ateroma.
- La insulina afecta a las paredes de las arterias, endureciéndolas y estrechándolas. Y esto hace que suba la presión arterial. Además la insulina actúa sobre el riñón, reteniendo más sodio y agua. No es la sal la culpable de la hipertensión. La sal es necesaria para la vida. Es la insulina la que eleva la tensión.
La verdadera asesina NO es la grasa que comes, sino la insulina elevada de forma constante provocado por azúcar de la dieta.
EL CULPABLE ES EL AZÚCAR
El azúcar, los carbohidratos refinados, pan, pasta, patata, dulces, comida procesada…que elevan la insulina continuamente.
Porque los elevados niveles de insulina estimulados por una alimentación alta en azúcar y carbohidratos refinados y perpetuados por la resistencia a la insulina favorecen la generación del Síndrome Metabólico.
La clave es mantener unos niveles muy bajos de insulina en todo momento.
ENTONCES ¿CÓMO SE PUEDE REVERTIR EL SÍNDROME METABÓLICO?
Bajando la ingesta de los alimentos que suben la insulina.
- Con alimentación que mantenga baja la insulina. Baja en carbohidratos, alta en grasas saludables y moderada en proteínas.
- Con actividad física. Moviéndote. Y con ejercicios de fuerza y alta intensidad.
- Con descanso adecuado, durmiendo bien.
- Exponiéndote al sol de forma responsable cada día.
- Reduciendo el estrés.
Menos insulina, más longevidad. Por lo tanto, una alimentación baja en carbohidratos y alta en grasas con menos insulina, hará que se vaya bajando la medicación, e incluso llegar a eliminarla.
Bajar la insulina mejorará la supervivencia.
CONCLUSIONES
El síndrome metabólico se puede revertir.
Cambiando tu alimentación y el estilo de vida.
La consecuencia será que adelgazarás, reducirás la hipertensión, la resistencia a la insulina y mejorarás el perfil lipídico. Todo junto.
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