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Sobre mí

Me llamo Mª José Sacristán, y no soy nutricionista, ni dietista, ni mucho menos médico.

De formación soy Ingeniera Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, y como veis, no tiene nada que ver con el tema de este blog.

Desde que tengo recuerdos, siempre me ha gustado comer. He disfrutado con la comida.

Soy de las afortunadas que he tenido a mi madre siempre en casa ocupándose al 100% de mí y de mis hermanos, por lo que he comido siempre comida de verdad, casera, y variada. Nunca he comido en el colegio.

Después, de adulta, y cuando la comida me la tenía que gestionar yo, tengo que decir que más o menos el 70% era una buena alimentación, pero el otro 30% era muy mejorable. Y no solo por las cervecitas con los amigos, los bares, y la vida social. También porque iba a supermercado, y se me antojaban muchas cosas que no eran tan sanas. Pero es que ni lo analizaba, estaba rico, había que comer de todo, lo vendían en un supermercado, pues ¿Por qué no? Hasta muchos años después, no me di cuenta que no todo era bueno.

Por otra parte siempre me ha gustado mucho el deporte. Siempre he sido muy inquieta y no paraba de moverme. De niña probaba todo: patinaje, tenis, natación, baloncesto….

De adolescente y hasta los 25 años jugué en un equipo de baloncesto. Entrenaba 2 días por semana y los domingos jugaba el partido.

Tenía “veintiytantos” años, estaba en plena forma y no fui consciente que cometí un error garrafal.

Dejé el deporte durante 10 años. Demasiado tiempo. Cuando acabé la carrera y empecé a trabajar, dejé los entrenamientos por incompatibilidad de horarios.

Supongo que parte por mi genética, parte por mi continuo movimiento, siempre he sido delgada. Aunque hice un parón de deporte de 10 años, no engordaba. Pero, como os contaré después, no siembre iba a ser así.

¿Y qué pasó en estos 10 años de inactividad deportiva? Que me casé y fui madre de 2 hijos. No hacía deporte, pero tampoco estaba quieta, como podéis imaginar.

Un buen día, con los “treintaytantos” años, como a mí el deporte siempre me ha llamado, dije basta, y empecé a jugar al padel. Me gustaba muchísimo. Iba a clase 2 veces por semana, y jugaba partidos y liguillas todo lo que podía. Estuve 10 años  jugando al padel, hasta que una lesión en el hombro me obligó a dejarlo.

También probé el pilates, que estaba muy de moda. Pero eso no me iba mucho. Lo hice porque decían que era muy bueno. Me duró 2 años y abandoné.

Ya estaba en los “cuarentaytantos”  años y la idea de que el deporte no era una opción, era una obligación, y para siempre, cada vez se iba instalando más en mi cabeza. No podía dejar de hacer ejercicio, me obligué a buscar algo que hacer.

.Así que mi siguiente etapa fue que  me apunté al gimnasio. Pero esto no me gustaba, a mí me gustaban los deportes donde hubiese un equipo y una competición, y esto era solitario y aburrido. Aun así estuve apuntada otros 10 años. Casi nada.

En el gimnasio, probé las clases colectivas, y tampoco me gustaban. Como siempre he sido muy madrugadora, iba al gimnasio a las 7 de la mañana para “quitármelo de en medio”. Hacía una hora de cardio en las máquinas y listo. Luego he visto que este cardio estaba mal planteado, y aunque era mejor que nada, había mucho que mejorar.

Y con los “cincuentaytantos” llegó mi cambio de chip.

Siempre he tenido buena salud, o así lo creía yo. Pero claro, los años no perdonan, y pasados los 45 años, no sé si por los cambios hormonales, por ser mujer, por no cuidarme adecuadamente, o por qué, empecé a dormir mal. Nunca he dormido muchas horas, pero llegó un punto en que no pasaba de 4 horas de sueño. Y me estaba pasando factura.

Acudí al médico y además de la pastillita para dormir, me diagnosticaron hipertensión, así que otra pastillita más. Y el médico me dijo que esto era de por vida.

Durante unos años no me planteé nada. Los médicos para mí eran sabios. Si ellos decían que pastilla, pues que así fuera.

A la vez que estaba atada a mis 2 pastillas diarias, empecé a ganar algo de peso, despacito, puede que 1 kg al año o algo así. Aunque iba al gimnasio, ahí se iban quedando los kilitos de más.

Llegó un punto en que tenía 10 kg de más. Y no me gustaba nada.

Empecé a investigar pautas de alimentación, dietas, leía de un sitio y de otro, y poco a poco, me di cuenta que:

La alimentación era muy importante en la salud.

Que combinando alimentación sana y ejercicio físico podría mejorar mi vida en cuanto a salud y bienestar.

Y que esto tenía que ser PARA SIEMPRE.

 

Me metí a seguir blogs de nutrición y deporte, leía libros interesantísimos, y escuchaba podcast de salud, de médicos, nutricionistas, etc.

Me di cuenta que era una completa analfabeta en estos temas.

Y me dispuse a aprender.

Este blog es una especie de diario de vida, en el que me gustaría contar mis descubrimientos, mi propia evolución, y todo aquello de que voy enterándome sobre salud.

Mi primera conclusión es que todo empieza por lo que comemos.

Mi segunda conclusión es que hay que moverse y ejercitar nuestro cuerpo.

Y hay mucho más.

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