
Acné: Otro Problema Metabólico
El acné es considerado como algo normal en la pubertad, que afecta entre el 50% y el 90% de los adolescentes, y que, si llegas a sufrirlo, no te queda otra que pasarlo con más o menos gravedad. La realidad es que el acné es otro problema metabólico que puede mejorar mucho con la alimentación.
La mayoría de los dermatólogos te dirán que el acné no tiene nada que ver con la alimentación, que puede ser algo genético y que son las hormonas revolucionadas de la edad las culpables. Y se ha escuchado desde hace años que «hay que dejar de comer grasas y chocolate» para que no salgan más granos, lo cual, dicho sea de paso, no tiene nada que ver, y es más, el chocolate negro de buena calidad es una grasa de las buenas que no afecta en nada a tu acné.
El acné es otra enfermedad actual que va en aumento y está más allá de un problema de la piel.
La alimentación juega un papel clave en todos los problemas de la piel, desde el acné hasta otras afecciones como dermatitis, eczemas e incluso la psoriasis.
El acné es un problema metabólico que se corrige con alimentación y no con cremas.
¿CÓMO SE FORMA EL ACNÉ?
Básicamente el acné se produce porque un poro de la piel se bloquea por falta de oxígeno produciendo una infección bacteriana y la consiguiente inflamación para luchar contra esa infección.
Los poros segregan de forma natural sebo para hidratar y lubricar la piel y protegerla de las células muertas que van quedando en el interior del folículo capilar. Si esas células muertas aumentan, aumenta la producción de sebo y bloquean el poro.
Y ¿por qué pasa esto?
Por las hormonas, especialmente por la insulina y el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), que aceleran el crecimiento de las células de la piel y aumentan la producción de sebo.
Si el acné tiene que ver con la insulina, está claro que la solución pasa por reducir los niveles de insulina con la alimentación, eliminando azúcares y carbohidratos llenos de glucosa como cereales, panes, galletas, pasta, etc.
Reduciendo la carga glucémica en la alimentación, se mejora el acné.
LA PIEL Y SU MICROBIOTA
La piel tiene su propia microbiota y alberga millones de bacterias que nos protegen y favorecen la salud de la piel.
El problema solo ocurre cuando el poro se bloquea porque se desarrollan estas bacterias de forma descontrolada y como respuesta al ataque de dicha superpoblación bacteriana se produce una inflamación. Las células inmunológicas hacen su trabajo haciendo que el contenido del folículo salga al exterior, produciendo esos granos tan feos.
El acné tampoco se forma por falta de higiene, por mucho que te laves la cara no vas a arreglar nada, todo lo contrario.
LA PIEL Y EL INTESTINO
Hay una relación estrecha entre el intestino y la piel, y en consecuencia, el acné.
Mejorando la microbiota intestinal, también se mejora el acné.
No tiene sentido mejorar el acné con cremas y fármacos, el foco debe centrarse en la alimentación para atacar el problema de raíz.
Arreglando el intestino, arreglas los problemas de la piel.
EL ESTRÉS EMPEORA EL ACNÉ
A veces el acné aparece por culpa del estrés.
El estrés daña el sistema digestivo y por lo tanto también daña la piel. Al deprimirse el sistema inmune por culpa del estrés, de nuevo aumenta la inflamación.
Además el aumento de cortisol, la hormona del estrés, reduce la sensibilidad a la insulina, obligando al cuerpo a producir mayores cantidades de esta hormona, lo que magnifica el problema inicial: más crecimiento anormal de las células y exceso de la producción de sebo en los poros.
REVISA TU ALIMENTACIÓN
Ya has visto que las hormonas, la microbiota, el estrés y el sistema inmune juegan un papel clave para los problemas con el acné y con las enfermedades de la piel.
La alimentación es la mejor manera de reforzar tu sistema inmune, optimizar tu salud y equilibrar esas «hormonas descontroladas».
Elimina todos los productos procesados, carbohidratos refinados y azúcares, así tu insulina estará tranquila, sin picos. Esto incluye las harinas y cereales en todas sus formas (pan, pasta, pizza, galletas, bollería, etc). Son proinflamatorios; especialmente el trigo y los cereales con gluten.
Reduce el Omega 6 inflamatorio y evita los aceites vegetales de semillas y margarinas.
La leche es otro alimento que influye negativamente en el acné, y especialmente la leche desnatada, justamente la que se recomienda para el acné por eso de hacer una dieta “baja en grasas”. Así que, un adolescente que empieza el día con un bol de leche desnatada con cereales, tostada de pan y el correspondiente zumo, hace subir la insulina y empeora el acné. En todo caso aprovecha los probióticos que hay en los lácteos fermentados como el yogur o el kéfir, y observa como evolucionas. Si no hay mejora, elimínalos también.
Consume más alimentos ricos en Omega 3, principalmente pescados y mariscos. El Omega 3 es antiinflamatorio. Puedes ayudarte con un suplemento de Omega 3.
Añade alimentos ricos en vitamina A. Incluye órganos en tu alimentación, el hígado es la mejor fuente de vitamina A que existe.
El zinc es otro nutriente que te ayuda en la lucha contra el acné precisamente porque refuerza tu sistema inmune.
Los probióticos y alimentos fermentados son un buen aliado para tu microbiota. Puedes tomar probióticos en forma de suplementos para ayudarte.
La falta de vitamina D debilita el sistema inmune. La exposición al sol aumenta tus niveles de vitamina D, mejora tu sistema inmune y te ayuda a mejorar el acné. Y en invierno toma un suplemento de vitamina D3.
Bebe té verde. El motivo es que reduce la inflamación y por lo tanto reduce la producción de sebo en los poros.
No se pierde nada por probar.
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CONCLUSIÓN
El acné es un problema metabólico que se corrige con alimentación.
Reduciendo la carga glucémica en la alimentación, se mejora el acné.
Mejorando tu microbiota intestinal, también se mejoran los problemas de la piel y el acné.
Y reforzando el sistema inmune, tu acné mejora.
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