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Aceites Vegetales de Semillas: Líbrate de ellos

Hasta hace poco más de 100 años se cocinaba o bien con grasas animales o bien con aceites obtenidos del prensado de frutos como el aceite de oliva o el aceite de coco. Se ha hecho así desde hace miles de años.  Estos aceites, los obtenidos del prensado de frutos, son buenos.

Sin embargo, con la llegada de la industria se consiguió obtener aceite de distintas semillas a un bajo coste. Se obtienen de una forma compleja mediante procesos industriales, en los que se aplica calor, disolventes químicos y blanqueantes.

El resultado es un aceite con menos nutrientes y que se oxida con mucha facilidad.

Así nacen los aceites de girasol, maíz, soja o colza. Y sólo existen en nuestra dieta desde hace pocos años, apenas un siglo. 

Estos aceites «vegetales» refinados no son nada naturales. Son alimentos ultraprocesados.

 

OMEGA 6 / OMEGA – 3

No olvides que la grasa es un nutriente esencial para tu organismo.

Si recuerdas los diferentes tipos de grasas que existen, estos se clasifican en función de cómo estén dispuestas sus cadenas compuestas de carbonos unidos a hidrógenos. Así tenemos:

  • Ácidos grasos saturados o grasas saturadas (SFA)
  • Ácidos grasos monoinsaturados (MUFA)
  • Ácidos grasos poliinsaturados (PUFA)

Bien, pues los aceites vegetales de semillas son grasas poliinsaturadas PUFA.  

Recuerda que:

Dentro de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) están el Omega 3 y el Omega 6.

Y ambos esenciales para tu organismo. Esto quiere decir que tu cuerpo no puede fabricarlos, que los debes ingerir.

Y que la relación óptima de Omega 6 y Omega 3 es 1:1.

 

El problema es que en la dieta actual hay demasiados Omega 6 y muy pocos Omega 3. Y ambos compiten por las mismas enzimas y los mismos espacios entre las membranas celulares. Omega 3 y Omega 6 están en una pelea constante.

Al aumentar el consumo de los cereales y los aceites de semillas, y dejar atrás el consumo de carne de pasto, huevos o pescado, hemos pasado a tener un ratio Omega 6/Omega 3 de 2:1 a tener un ratio de 15:1 o más.

Los aceites vegetales de semillas tienen mucho Omega 6 (ácido linoleico). Y demasiado Omega 6 tiene especial facilidad para acumularse en tus tejidos y en las partículas LDL que transportan el colesterol, contribuyendo a su oxidación. 

Y esta acumulación excesiva de Omega 6 procedente de aceites de semillas es lo que se asocia a mayor riesgo cardiovascular. Es decir, demasiados Omega 6 producen inflamación y estrés oxidativo y agravan las enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades autoinmunes. 

 

LO QUE LLAMAMOS GRASAS TRANS

Hemos dicho que los aceites vegetales poliinsaturados (PUFA) a temperatura ambiente son líquidos.

Para endurecer los aceites, y que se parezcan a la mantequilla, se “enlazan hidrógenos” de forma artificial, es decir, se “saturan”. Esto es un proceso llamado hidrogenación. Así los aceites se endurecen, Y así se fabrica, por ejemplo, la margarina.

El problema es que en este proceso de hidrogenación los átomos de hidrógeno se colocan mal. En lugar de ponerse a un mismo lado de la cadena, se ponen en lados opuestos, y la cadena queda retorcida. Esto es un ácido graso trans, y se da muy poco en la naturaleza.

Los efectos de las grasas trans han sido nefastos para nuestra salud: Son altamente inflamatorios. Aumentan el LDL “malo” oxidativo y disminuyen el HDL “bueno”. Y se les relaciona con el resto de enfermedades del síndrome metabólico como la diabetes y la obesidad, e incluso con el cáncer y el Alzheimer.

No es de extrañar que ya haya países como Noruega que han prohibido las grasas trans.

Al final se concluye que la causa principal de este exceso de Omega 6 frente al Omega 3 la tienen los aceites de semillas, las grasas trans como las margarinas y muchos productos ultraprocesados con grasas hidrogenadas.

 

COCINAR CON ACEITES «VEGETALES» DE SEMILLAS

Al calentar estos aceites poliinsaturados se desencadenan procesos de oxidación y se degradan. Es decir, se vuelven rancios. Y esto hace que se generen una gran cantidad de peróxidos, aldehídos y radicales libres que provocan estrés oxidativo en tu cuerpo.

Si además se reutilizan estos aceites degradados, recalentándolos, estás aumentando el riesgo de inflamación vascular, presión arterial y radicales libres.

No uses estos aceites de semillas, y mucho menos para cocinar.

 

NO ES FÁCIL LIBRARSE DE ELLOS

Los aceites de soja, girasol, o maíz están por todas partes.

Los utilizan para toda la comida ultraprocesada, en las galletas, en la bollería, en la margarina, o en los aperitivos salados que vienen en una bolsa.

Y no solo eso, la bollería industrial suele ser una mezcla de grasa trans, azúcar y harina refinada a partes iguales. Es una mezcla explosiva, un “veneno” para nuestra salud.

Las mayonesas de bote están hechas con aceites vegetales de semillas. No la compres. Hazla en casa con un buen aceite. Se tarda nada.

También tienes aceites de semillas en los platos precocinados. Evítalos.

Ojo cuando comas fuera. En la mayoría de los restaurantes nos cuelan casi siempre aceites vegetales porque son mucho más baratos. Por eso comer fuera de casa a diario no es una opción saludable.

 

EL TÉRMINO «ACEITE VEGETAL» ES PURO MARKETING

¿Por qué se elevó el consumo de estos aceites?

Primero porque son aceites baratos.

Y para potenciar su consumo nos dijeron a toda la población que «las grasas saturadas subían el colesterol». El miedo a la grasa saturada y la obsesión por reducir el colesterol nos llevó a priorizar estos aceites industriales.

Así que todo el mundo empezó a desplazar el aceite de oliva en favor del aceite de girasol o de colza.

Hoy sabemos que reducir el colesterol no implica reducción de enfermedades cardiovasculares. El colesterol es esencial para la vida.

La realidad es que estos aceites de semillas no benefician en nada tu salud cardiovascular, todo lo contrario, son inflamatorios y por lo tanto dañinos.

 

CONCLUSIONES

Evita los aceites «vegetales» de semillas como el de girasol, soja, maíz o colza y las grasas trans como la margarina. Son fácilmente oxidables e inflamatorios.

Contienen mucho Omega 6. Mantén una relación Omega 3/Omega 6 saludable: idealmente 1:1.

Los aceites vegetales de semillas son unos “recién llegados”. Fíate más de los aceites tradicionales como el aceite de oliva virgen extra, la mantequilla de pasto, la manteca de cerdo de calidad o aceite de coco prensado en frío.

No consumas bollería, productos de panadería ni bolsas de aperitivos. Están llenos de grasas trans, azúcar y harinas refinadas.

Mira bien las etiquetas de los alimentos.

 

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