
Sistema Nervioso Simpático y Parasimpático: En sano Equilibrio
El sistema nervioso es el encargado de conducir señales entre las células nerviosas, que conocemos como neuronas, y de esta forma coordinar todas las acciones de tu cuerpo.
Se divide en dos categorías:
- El sistema nervioso central, que está formado por el cerebro y los órganos cercanos a él.
- El sistema nervioso periférico, que está formado por los nervios y neuronas que están fuera del sistema nervioso central.
Dentro del sistema nervioso periférico, tienes el sistema nervioso autónomo o vegetativo que actúa por su cuenta y que conecta el tronco del encéfalo y la médula espinal con los órganos internos. Es decir, recibe y envía información de los órganos para poder regular automáticamente las funciones vegetativas, sin que hagas ningún esfuerzo ni seas consciente; ejemplos son la respiración, los latidos del corazón o la presión arterial. Por eso un trastorno del sistema nervioso autónomo puede afectar a cualquier parte o a cualquier proceso de tu organismo.
El sistema nervioso autónomo tiene 2 circuitos, uno para acelerar y otro para frenar.
- Simpático, que se activa por las mañanas para activarte, o frente a amenazas de peligro.
- Parasimpático, que se activa por las noches, o cuando te tienes que relajar y recuperar.
SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO
- Es el que te pone listo para salir corriendo. Es el que te permite reaccionar ante una amenaza y controla la respuesta de “lucha y huida”. Gracias al él hemos sobrevivido como especie ya que activa las hormonas necesarias para salvarnos la vida.
- Se activa por las mañanas, y también con el ejercicio.
- Y produce una liberación de las hormonas del estrés como dopamina, adrenalina y noradrenalina para estar más activo.
- A su vez aumenta la producción de glucosa e insulina para que se distribuya más energía a los músculos.
- Aumenta la frecuencia cardiaca y la presión arterial, dilata las pupilas, acelera la respiración, y la actividad muscular.
- Al mismo tiempo, vuelve lento el metabolismo para poder guardar toda la grasa posible como reserva de combustible.
- La digestión tampoco es una prioridad por lo que disminuye la producción de enzimas digestivas y ácido estomacal, lo cual afectará la digestión y absorción de nutrientes.
SISTEMA NERVIOSO PARASIMPÁTICO
- Se activa por las noches y se libera serotonina y melatonina para tranquilizar el sistema nervioso y que descanses y duermas. Se relajan los músculos, los nervios, baja la presión sanguínea y también se relaja la respiración.
- Y también se activa al finalizar un entrenamiento y antes de comer preparando al cuerpo para la digestión de los alimentos, aprovechando al máximo los nutrientes.
- El cuerpo se pone en modo “descansa y digiere”.
El nervio vago, dentro del sistema parasimpático, es el más largo del cuerpo.
- Se activa para bajar los latidos del corazón, para tranquilizarte y calmarte.
- Si el nervio vago no hace bien su trabajo, no serás capaz de calmarte.
- Si te encuentras en un estado de estrés permanente, el sistema parasimpático deja de funcionar, y esto es desastroso para tu salud.
JUNTOS PERO OPUESTOS
Ambos sistemas, el simpático y el parasimpático, están estrechamente relacionados y son opuestos, de manera que:
- Si uno está activado, el otro no.
- Y juntos, aunque sean contrarios, consiguen mantener tu cuerpo en un sano equilibrio.
- Por el contrario, si están descoordinados y en desequilibrio, pueden desencadenar muchas enfermedades relacionadas con el sistema nervioso autónomo.
Piensa que la misión principal de tu cerebro es mantenerte con vida, y que, ante cualquier amenaza de peligro, ponga en marcha los mecanismos necesarios para salvarte la vida generando una respuesta fisiológica instantánea: activando el sistema nervioso simpático.
- Y ante una amenaza real o imaginaria, tu sistema simpático hace latir rápido y rítmico a tu corazón.
- Una vez superada la amenaza se desactiva la alarma y se cede de nuevo el control al sistema parasimpático, que empieza el proceso de recuperación, haciendo que tu corazón se relaje, y vuelvan a retomarse las funciones normales de tu organismo.
Esto tiene mucho sentido si vives en la selva y te persigue un depredador, pero en la vida actual tomamos como amenaza una situación de estrés como por ejemplo problemas en el trabajo, que son mucho más largas de duración y quizá menos intensas, pero que acaban desequilibrando tu sistema nervioso autónomo, activando constantemente el sistema simpático y parando los procesos de reparación y recuperación del sistema parasimpático.
Con el tiempo, los efectos pueden ser devastadores porque tu sistema simpático está para activarse en momentos puntuales a máxima intensidad, y no para estar constantemente activándose.
¿QUÉ DEBERÍAS HACER PARA QUE ESTOS SISTEMAS FUNCIONEN BIEN?
Para que tu sistema nervioso autónomo funcione bien debes respetar la sucesión del día y la noche; es decir, activarte con la luz del sol por las mañanas y evitar la exposición a la luz por las noches.
Y esto significa respetar los ritmos circadianos.
Ayúdale con buenos hábitos de vida:
- Duerme mínimo 7 horas.
- Lleva una alimentación rica en nutrientes, sin procesados, sin azúcares ni carbohidratos de alto índice glucémico.
- Toma el sol diariamente de forma responsable.
- Contacta con la naturaleza todo lo que puedas. Practica grounding.
- Potencia las relaciones afectivas con los demás.
- Haz ejercicios de meditación y yoga.
LIBRO RECOMENDADO
- «Supervivir: Vuelve al origen y recupera tu salud» de Carlos Stro y Ricardo Stro.
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CONCLUSIONES
El sistema nervioso simpático y el parasimpático están estrechamente relacionados y son opuestos, de manera que si uno está activado, el otro no; y juntos, aunque sean contrarios, consiguen mantener tu cuerpo en un sano equilibrio.
Y por el contrario, si están descoordinados y en desequilibrio, pueden desencadenar muchas enfermedades relacionadas con el sistema nervioso autónomo.
Respeta los ritmos circadianos, duerme de noche, exponte al sol y a la naturaleza y come bien, rico en nutrientes.
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